Elemento

Personajes Ilustres

Atrás Guerrillero Diego de la Fuente

Diego de la Fuente de Arévalo, que alcanzó el empleo de Teniente Coronel de los Reales Ejércitos por sus méritos durante la Guerra de la Independencia, había quedado en el olvido. Actualmente, no se encuentra ninguna referencia en los documentos civiles de Abades, ni en el nombre de sus calles, ni en la memoria de sus habitantes. La trascendencia de sus actividades guerrilleras, unidas a las de muchos otros como él, supusieron una ayuda imprescindible para el ejército regular español en la lucha contra la invasión francesa de 1808. Los escasos datos que se pueden obtener de su vida deben ser conocidos en honor de su recuerdo.

 
 
Origen familiar: Nació en Abades, el 13 de noviembre de 1778 y fue bautizado dos días después. Su padre, Manuel de la Fuente, era natural de Valseca y posiblemente vino a residir a Abades en las cercanías del año 1770 en el que casó con Teresa de Arévalo, de Abades.
 
Este matrimonio tuvo un primer hijo llamado Manuel, que falleció pronto, luego una hija, Rosa y en tercer lugar, Diego.
 
En 1786, con Rosa de 15 años y Diego de 8, falleció de repente la madre a los 38 años. El padre, casó de nuevo, dos años mas tarde, con Alfonsa Bravo, con la que tuvo otros cinco hijos: solamente dos de ellos llegaron a la edad adulta. La de Manuel fue una familia de escasos recursos, como lo eran la mayoría de los habitantes de la villa y su herencia en el momento de la muerte era prácticamente nula. No debía poseer tierras, porque no consta en los listados del diezmo de lana ni de granos.
 
Diego casó el 1 de mayo de 1801, a los 22 años, con María Aragoneses, también de Abades y de la misma edad. No se ha encontrado ningún documento que acredite las actividades civiles durante la juventud ni en los primeros años del matrimonio. El nacimiento de su primer hijo en Rapariegos hacia el año 1805, sugiere que vivió allí durante algún tiempo. En julio de 1812 consta su primer hijo nacido en Abades, Francisco y un año mas tarde, el tercero, Joaquín, al que siguieron cinco mas. Francisco y los cinco último, fallecieron todos antes de cumplir dos años.
 
 
Su mujer, María murió durante el octavo parto, el 4 de octubre de 1823. Diego, casó en segundas nupcias con María González, natural de Villoslada, con la que tuvo una hija que murió a las pocas horas del nacimiento.
 
Enfermo ya en agosto de 1829, falleció en Abades el 30 de octubre del mismo año.
El interés de su vida se basa en dos aspectos:
 
La lucha como guerrillero en la Guerra de la Independencia.
Las actividades comerciales en Abades en la época posterior a la guerra.
Actividades guerrilleras: La escasez de documentos hace muy difícil establecer las empresas en las que participó como guerrillero.
Siendo su familia de origen humilde (la madre es identificada como "pobre" en el apunte de defunción), no es probable que Diego alcanzase inicialmente un nivel económico y cultural muy notorio. Sin embargo, en las escasas citas que le nombran, se refieren a él siempre como "Don Diego de la Fuente" y tampoco pudo ser por su edad, pues contaba 29 años cuando empezó la contienda. Es posible, que por hechos de guerra, consiguiera rápidamente los ascensos hasta llegar al empleo de Teniente Coronel de los Ejércitos Reales. 
 
Los datos posibles de consultar se refieren a acciones en 1811 y 1812, referencias del libro de Rodríguez Solís, publicado en 1889. La mayoría de los datos en él referidos se obtuvieron bastantes años después hablando con descendientes de los protagonistas.
 
Acciones que de forma muy general se describen, tanto solo como asociadas las partidas de D. Diego de la Fuente, José Valdés y Antonio Felecher, por la provincia de Valladolid en las cercanías de la de Segovia.
Ataque a la guarnición del Campillo, con la unión de las partidas de Diego de la Fuente y Jerónimo Saornil
El hecho del que más documentación existe tuvo lugar el 4 de septiembre de 1811, en el puente Uñez, sobre el rio Moros, cerca de Anaya. Se conserva la carta que Juan Abril, el jefe de una de las dos partidas, envió al General Castaños, en fecha 7-9-1811, describiendo el episodio.
Cerca de la Venta de San Rafael, unidas las guerrillas de de Rodríguez Valdés (El cocinero) y de D. Diego de la Fuente (Puchas, apodo con el que se le conocía)
Incursión en Navalmanzano.- Lugar del que se llevaron 1.000 reales para comprar paño y uniformar la partida.
En Medina del Campo.- Junto con la partida de Jerónimo Saornil.
 
El único documento original de la época que se ha podido obtener es el fragmento de un registro, fechado en enero de 1814, en que una vez finalizada la guerra, los integrantes de las partidas se dan de baja oficialmente y pasan a realizar actividades civiles en la localidad que eligen. Aparece documentado un individuo que militó en la partida de Diego de la Fuente.
 
Actividades comerciales en Abades: Referentes a Diego de la Fuente, en el Archivo Histórico Provincial de Segovia se conserva abundante información correspondiente al periodo entre 1814 y 1820, fundamentalmente escrituras de compra de tierras en diversas localizaciones del término de Abades.
Tras el empobrecimiento general que la guerra dejó, después de su conclusión, Diego de la Fuente invirtió en adquisición de terrenos los beneficios económicos obtenidos durante el conflicto, aunque la remuneración de los guerrilleros era muy irregular, retrasada e incluso olvidada. Así lo hace pensar la redacción de una cláusula luego en su testamento, quince años después, en el que todavía aduce una deuda por parte de la Real Hacienda que asciende al pago de "dieciséis meses a razón de ochocientos reales mensuales que pertenecían por razón de mi empleo" 
 
Pero hay otro aspecto muy interesante de su actividad en esos años, que también ayuda a conocer un aspecto particular de la vida rural de la época.
En el mes de enero de cada año, se subastaba el abastecimiento de carne a la villa. Durante varios años, Diego de la Fuente, bien solo o mancomunado, participó en las subastas, generalmente las ganó y abasteció de carne al pueblo durante todo el año.
Pero no fue solamente en el comercio de la carne donde dedicó su actividad Diego de la Fuente. Según la misma fuente de documentos, en estos años también intervino en subastas para aprovisionamiento de aceite, vino y aguardiente, y también para el abastecimiento de lino.
 
En los años siguientes debió mantenerse para su familia la bondad económica, pues a partir del año 1817 ya inició su contribución al diezmo de granos y sus aportaciones fueron creciendo progresivamente, indicio de la superficie del terreno cultivado, hasta llegar a la máxima cantidad en 1828, año de muy buena cosecha. Además, desde 1823 se incorporó también al pago del diezmo de la lana, que se satisfacía a la Iglesia en las fechas cercanas a la festividad de San Pedro.
En el año 1829, el último de su vida, como en otras ocasiones, intervino también en el abastecimiento de carne, en este caso, mancomunado con José Ayuso, de Martín Miguel.
 
En el mes de agosto, ya enfermo y en la cama, con su organismo deteriorado, otorgó testamento ante el Escribano, Antonio Martín Mercado. A los dos meses de redactado este, con 50 años de edad, murió en Abades el 30 de octubre de 1829 y fue enterrado según su deseo.
El hijo mayor, Diego de la Fuente Aragoneses, dos meses después de la muerte de su padre, casó con Ana Lafore, hija del cirujano de Abades, Juan Lafore. Tras el nacimiento de dos hijos, no existen otras anotaciones en los libros parroquiales de Abades, lo que hace sospechar que se marcharon de la villa. En la contraportada del libro nº 3 de difuntos de Abades, el sacerdote anotó su fecha de defunción en Trujillo, el 20 de octubre de 1855.
Los descendientes vivos de Joaquín, el tercer hijo, mantuvieron domicilio y actividades en esta zona segoviana y hoy se pueden localizar tanto en Abades, como en Lastras del Pozo, Sangarcía, Fuentemilanos y Madrid donde emigraron tras la Guerra Civil de 1936. Por realizarse la trasmisión a través de mujeres, ha desaparecido el apellido De la Fuente, lo que ha condicionado también el olvido del personaje y de sus hechos, que mediante este apunte, se intenta revivir.
 
Martín de Frutos Herranz